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La libertad, la única lucha

"Empieza a luchar. Demuestra que estás vivo. 
Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadística."
Tyler Durden. El club de la pelea.

Las tentaciones de San Antonio. Detalle. Salvador Dalí.

Hay luchas que tienen milenios. Unas pasan de moda. Otras fueron desechadas por incoherencia o incompetencia de sus voceros. Algunas buscan poder, dinero. Otras son por quedarse con todo el poder y que nadie (que no sean sus secuaces) tenga acceso a nada.
Hay luchas artificiales. Hay luchas de agendas tan ocultas que tan solo el asomo de sus propósitos producen estupor y vergüenza.
Se lucha por ser reconocido como una persona con sentido común y capaz de tomar decisiones como hacíamos en la adolescencia, así como se lucha por lograr la independencia de un país. Se lucha porque las mujeres, gays, o personas de cualquier minoría racial o religiosa tengan libre acceso a los más amplios derechos civiles.


Todas estas luchas tienen algún nombre poético, algún "ismo" que busca aglutinar, agrupar en torno a ideas. Obviamente, entre tanta lucha, muchas chocarán entre ellas. El conflicto forma parte del orden universal. Pero no todos buscan la libertad.
La búsqueda de la libertad implica un supremo acto de valentía, siempre partiendo desde el individuo, para que luego tenga impacto real en lo social. Porque un individuo obligado a estar en una lucha, por muy válida que parezca, no es libre. Y si no hay libertad, no es nada.
Si los que buscan igualitarismo y justicia social tienen como objetivo y propuestas la anulación de los deseos individuales en nombre del bien común, entonces no hay lucha por la libertad. Y de eso nos pueden decir mucho los que padecieron a la URSS, y el resto de Europa del este, la colonizada por estas ideas colectivistas tan buenas y libertarias que tuvieron que metérselas a la gente en forma de de hambrunas y plomo. 
Un gobierno puede proclamarse revolucionario, humanista, ecologista, feminista, sindicalista o cualquier cosa que te puedas imaginar que termine en "ista". El difunto chavez lo hizo. fidel también. Y daniel ortega, así como lula, felipe mujica, maduro, y una larguísima lista de pretendientes del poder de todos los credos y nacionalidades que a su vez son amiguitos y altos aliados de tipos como Putin, Rouhani y Mugabe, a quienes les valía, les vale y les valdrá verga los derechos y luchas de los mencionados al comienzo del párrafo. Y los aplaudieron. Voceros de esos movimientos, artistas y autoproclamados intelectuales saltaron a tomarse fotos puño en alto. Qué lindos. 
¿Pero son voceros de la libertad? No.
Apoyas a los palestinos en su lucha contra los israelíes? Bien por ti, bravo. Seguramente eres un extraordinario ser humano, o al menos te consideras así. ¿Has averiguado e investigado sobre los derechos civiles de las mujeres, homosexuales, cristianos y otras minorías en territorios palestinos? 
Antes de proclamarse como defensor de libertades hay que ver primero con quien juntarse. Digo yo. Comenzando por ahí.


Los conciudadanos de países bajo populismo socialista o de derecha no son libres. Algunos por la obvia persecusión que los condena al exilio, la cárcel o el asesinato. El cuestionable y escaso acceso a la información. Y la más engañosa pero más esclavizante, la dependencia total del gobierno de turno para acceder a la comida, vivienda, medicinas o cualquier bien que por necesidad o vanidad lo deseen. Un gobierno, que nos da todo, una persona que nos regala todo no nos quiere libres. Nos quiere atados a sus cadenas disfrazadas de "buenismo". Porque no hay nada más revolucionario que un ser humano autónomo.
Tenemos libertad de aceptar algo o decir que no. Y esa aceptación o negación debe nacer de nuestros deseos como individuos. Sí, habrán muchas cosas que aceptaremos por la dinámica social que vivimos. Saludar a quien no queremos, hacer una llamada no deseada, ir a un empleo temporal desagradable, y así muchas otras. Ni modo.


Tenemos derecho a ser libre de elegir si queremos ser materialistas o no. Hay gente que quiere emprender, ser millonarios, vivir como rockstar ochentero. Porque los seres humanos somos vanidosos y ambiciosos. Somos libres de serlo o no serlo. Y eso está bien. Mientras no jodas a nadie, está bien. Pero también podemos joder a alguien siendo libres. Eso es posible. Puede ser que lo merezca o no. Nada es tan simple. Piénsalo. 
Otros queremos un apartamento de dos habitaciones, agua caliente y electricidad suficiente para que el WiFi funcione. Porque el dinero hay que rendirlo para que nos alcance para seguir de mochileros por el mundo. Una amiga quiere tener un huerto para cultivar sus propios tomates. Otros quieren tener la libertad de comprarlos donde les dé la gana. Una chica que conozco quiere vestirse como le de la gana y otras la censuran por "cosificarse" y otros tantos por inmoral. Lo cómico es que unas eran ultras del feminismo y las otras eran  de una cofradía de una virgen, de esas que guardan una estampita de Franco por ahí en algún baúl. Los extremos se tocan y hacen corto circuito.


¿Quieres contar tu vida y saber de los demás por redes sociales? Bien. ¿No quieres tener nada que ver con el malvado Facebook? Chevere. ¿Quieres ser vegano? Dale. ¿Quieres comer ternera cada vez que se te antoje? Buen provecho. Pero que sea tu decisión, no porque alguien te la impuso en nombre de cualquier idea. No porque tu gobierno cortó el acceso a internet ni porque unos activistas escracharon a los dueños de restaurante favorito.
El crimen no es desear tener o no desear. Tampoco lo es querer ser o no ser. El crimen es imponerle al otro como debe vivir y pensar, bajo la amenaza de considerarlo un sociópata, una amenaza o un desadaptado.
Y esa es la gran pregunta que hay que hacerle a cualquier movimiento político y social. Y tambi-en es la pregunta que debes hacerte en cualquier faceta de tu vida. Como emprendedor, empleado, pareja, soltero, padre o madre, sin hijos, conductor, pasajero. ¿Esto me hace libre? Ahí está el detalle.
La historia, nuestra experiencia y nuestros deseos nos han enseñado que la única lucha que vale la pena es por la libertad.