> El Blog de Rubencho: julio 2018

La libertad, la única lucha

"Empieza a luchar. Demuestra que estás vivo. 
Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadística."
Tyler Durden. El club de la pelea.

Las tentaciones de San Antonio. Detalle. Salvador Dalí.

Hay luchas que tienen milenios. Unas pasan de moda. Otras fueron desechadas por incoherencia o incompetencia de sus voceros. Algunas buscan poder, dinero. Otras son por quedarse con todo el poder y que nadie (que no sean sus secuaces) tenga acceso a nada.
Hay luchas artificiales. Hay luchas de agendas tan ocultas que tan solo el asomo de sus propósitos producen estupor y vergüenza.
Se lucha por ser reconocido como una persona con sentido común y capaz de tomar decisiones como hacíamos en la adolescencia, así como se lucha por lograr la independencia de un país. Se lucha porque las mujeres, gays, o personas de cualquier minoría racial o religiosa tengan libre acceso a los más amplios derechos civiles.


Todas estas luchas tienen algún nombre poético, algún "ismo" que busca aglutinar, agrupar en torno a ideas. Obviamente, entre tanta lucha, muchas chocarán entre ellas. El conflicto forma parte del orden universal. Pero no todos buscan la libertad.
La búsqueda de la libertad implica un supremo acto de valentía, siempre partiendo desde el individuo, para que luego tenga impacto real en lo social. Porque un individuo obligado a estar en una lucha, por muy válida que parezca, no es libre. Y si no hay libertad, no es nada.
Si los que buscan igualitarismo y justicia social tienen como objetivo y propuestas la anulación de los deseos individuales en nombre del bien común, entonces no hay lucha por la libertad. Y de eso nos pueden decir mucho los que padecieron a la URSS, y el resto de Europa del este, la colonizada por estas ideas colectivistas tan buenas y libertarias que tuvieron que metérselas a la gente en forma de de hambrunas y plomo. 
Un gobierno puede proclamarse revolucionario, humanista, ecologista, feminista, sindicalista o cualquier cosa que te puedas imaginar que termine en "ista". El difunto chavez lo hizo. fidel también. Y daniel ortega, así como lula, felipe mujica, maduro, y una larguísima lista de pretendientes del poder de todos los credos y nacionalidades que a su vez son amiguitos y altos aliados de tipos como Putin, Rouhani y Mugabe, a quienes les valía, les vale y les valdrá verga los derechos y luchas de los mencionados al comienzo del párrafo. Y los aplaudieron. Voceros de esos movimientos, artistas y autoproclamados intelectuales saltaron a tomarse fotos puño en alto. Qué lindos. 
¿Pero son voceros de la libertad? No.
Apoyas a los palestinos en su lucha contra los israelíes? Bien por ti, bravo. Seguramente eres un extraordinario ser humano, o al menos te consideras así. ¿Has averiguado e investigado sobre los derechos civiles de las mujeres, homosexuales, cristianos y otras minorías en territorios palestinos? 
Antes de proclamarse como defensor de libertades hay que ver primero con quien juntarse. Digo yo. Comenzando por ahí.


Los conciudadanos de países bajo populismo socialista o de derecha no son libres. Algunos por la obvia persecusión que los condena al exilio, la cárcel o el asesinato. El cuestionable y escaso acceso a la información. Y la más engañosa pero más esclavizante, la dependencia total del gobierno de turno para acceder a la comida, vivienda, medicinas o cualquier bien que por necesidad o vanidad lo deseen. Un gobierno, que nos da todo, una persona que nos regala todo no nos quiere libres. Nos quiere atados a sus cadenas disfrazadas de "buenismo". Porque no hay nada más revolucionario que un ser humano autónomo.
Tenemos libertad de aceptar algo o decir que no. Y esa aceptación o negación debe nacer de nuestros deseos como individuos. Sí, habrán muchas cosas que aceptaremos por la dinámica social que vivimos. Saludar a quien no queremos, hacer una llamada no deseada, ir a un empleo temporal desagradable, y así muchas otras. Ni modo.


Tenemos derecho a ser libre de elegir si queremos ser materialistas o no. Hay gente que quiere emprender, ser millonarios, vivir como rockstar ochentero. Porque los seres humanos somos vanidosos y ambiciosos. Somos libres de serlo o no serlo. Y eso está bien. Mientras no jodas a nadie, está bien. Pero también podemos joder a alguien siendo libres. Eso es posible. Puede ser que lo merezca o no. Nada es tan simple. Piénsalo. 
Otros queremos un apartamento de dos habitaciones, agua caliente y electricidad suficiente para que el WiFi funcione. Porque el dinero hay que rendirlo para que nos alcance para seguir de mochileros por el mundo. Una amiga quiere tener un huerto para cultivar sus propios tomates. Otros quieren tener la libertad de comprarlos donde les dé la gana. Una chica que conozco quiere vestirse como le de la gana y otras la censuran por "cosificarse" y otros tantos por inmoral. Lo cómico es que unas eran ultras del feminismo y las otras eran  de una cofradía de una virgen, de esas que guardan una estampita de Franco por ahí en algún baúl. Los extremos se tocan y hacen corto circuito.


¿Quieres contar tu vida y saber de los demás por redes sociales? Bien. ¿No quieres tener nada que ver con el malvado Facebook? Chevere. ¿Quieres ser vegano? Dale. ¿Quieres comer ternera cada vez que se te antoje? Buen provecho. Pero que sea tu decisión, no porque alguien te la impuso en nombre de cualquier idea. No porque tu gobierno cortó el acceso a internet ni porque unos activistas escracharon a los dueños de restaurante favorito.
El crimen no es desear tener o no desear. Tampoco lo es querer ser o no ser. El crimen es imponerle al otro como debe vivir y pensar, bajo la amenaza de considerarlo un sociópata, una amenaza o un desadaptado.
Y esa es la gran pregunta que hay que hacerle a cualquier movimiento político y social. Y tambi-en es la pregunta que debes hacerte en cualquier faceta de tu vida. Como emprendedor, empleado, pareja, soltero, padre o madre, sin hijos, conductor, pasajero. ¿Esto me hace libre? Ahí está el detalle.
La historia, nuestra experiencia y nuestros deseos nos han enseñado que la única lucha que vale la pena es por la libertad.

¿De qué hablamos los inmigrantes?


Hace unos días rectifiqué sobre lo que dije, que al emigrar cambiamos unos problemas por otros. Sigo creyendo que eso no es del todo cierto. En realidad seguimos llevando a cuestas muchos asuntos por resolver en nuestros países de origen. Y esa realidad también cambió. Ahora llevamos asuntos de otros países donde quizás nunca hemos ido pero tenemos familiares y amigos allí. Por ejemplo, yo nunca he visitado Perú, Ecuador, Argentina o Chile pero ya tengo algunas nociones sobre tasas cambiarias, leyes migratorias y tendencias políticas en auge. Entonces el terruño no era importante para mí. El Salto Ángel, las playas, y todo eso me resultan irrelevantes porque mi foco eran los seres con quienes compartía. Y al no estar ellos allí tampoco, pues todo para mi, queda claro.

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Nuestros problemas son muy particulares y hacen que nos enfoquemos en otras cosas. Incluso si el bombardeo informativo en nuestros nuevos hogares se empeña en hacernos ver otros temas.
Si te vas a Europa, lo normal es el debate social sobre feminismo, reconocimiento de derechos civiles a LGBTI, medio ambiente, inmigración musulmana y africana, el coqueteo con la izquierda o derecha extremas, los realities faranduleros, fronteras, subidas o bajadas del Euro y la hegemonía rusa, entre otros. 
Si te fuiste a EEUU, la conversación gira en torno a los impuestos, Trump, inmigrantes ilegales, Trump, feminismo, Trump, las multinacionales de comunicación, Trump, entre otros Trumps.
Los que se fueron al sur de América lo que oyen es sobre subida y bajada del dólar, déficit fiscal y populismo.

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Nosotros venimos de hablar sobre buscar comida y medicamentos, las colas inmensas e interminables para conseguirlos, el apartheid político que implanta el chavismo como parte de la receta marxista, que fulanito se murió porque no consiguió el tratamiento, que el policía o el militar anda amenazando a la familia y hay que pagarles vacunas, los malandros que mataron a nuestros conocidos, amigos, familiares y parejas, que los chavistas andan viendo donde más joder al que no han jodido, o qué medida soviética implantan para cerrar cualquier ventana a la libre expresión y protesta. Entre otros. Sacando por supuesto el tema de las propuestas opositoras en todas sus tendencias que a esta hora están totalmente paralizadas, por lo que se convirtieron en irrelevantes.
Sí, venimos de ser jodidos horriblemente por la izquierda. Por el marxismo en su empaque  mercadeado exclusivamente para latinoamérica: Caudillismo, populismo, ser rico es malo, el empresariado y los comerciantes te explotan mientras "Solo el caudillo salva", ser pobre es ser honesto, digno e inocente, la verborrea ecologista mientras acaban con el Amazonas y el acceso al agua potable depende de camiones cisternas, y otros cuentos que tu y yo conocemos.
No es que seamos indolentes ante todos esos temas que se hablan en nuestros nuevos destinos. Es que estamos contaminados y traumados (eso se lee muy dramático, lo sé) por cosas que subjetivamente nos parecen más graves.

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Que se entienda que no haré activismo ecologista, feminista ni pro LGBTI, ni pro nada cuando sus discursos y voceros se ponen sus franelas del Ché, nos hablan de "igualdad a juro", limitaciones a la producción, eliminación del libre mercado, creación y posterior reparto arbitrario de la riqueza (de los demás por supuesto) o se toman fotos con personajes que vimos llegando por la rampa 4 de Maiquetía para tomarse su gran foto sonrientes y prósperos con chavez y maduro, vendiéndose como antisistema, siendo cómplices del sistema con mayor cantidad de asesinatos y producción de pobreza de la historia: El marxista en todas sus vertientes.
Aunque luego siempre tengan a "su vieja confiable" cuando todo se derrumbe: Es que eso no era verdadero socialismo.
Aguantar, respirar calmadamente, contar hasta diez para evitar que e puño se vaya directo a la jeta de quien suele decir esto, ya es un mantra. Uno es civilizado y hay que controlar los impulsos. Orden y decoro.
No, y no voy a disculparme. No puedo tragarme esa vaina. El empaque es distinto pero el contenido lo conozco. Tengo 20 años viendo a mi país ahogado y enfermo con eso.

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No es indolencia nuestra. No es que no nos importen esas luchas. Algunas me parecen justas, otras no. Es que ya esa historia la conocemos. O estamos pensando en otras cosas. Nos preocupan más las mujeres que mueren en los hospitales, el nulo acceso a los anticonceptivos o productos de higiene personal, así como que sean usadas como moneda de canje entre delincuentes, policías y militares, las son presas políticas, las que han sido asesinadas por salir a protestar contra el gobierno, que una propuesta a la RAE para que se cambien los artículos y adjetivos universales porque son "machistas", algo con lo que, dicho sea de paso, no concuerdo. 
Nos preocupa más ver como nuestros familiares se ven cada vez más delgados la enorme dificultad para conseguir un pasaporte y lograr sacar a un ser querido de Venezuela, con lo que le estaríamos robando una vida al chavismo y al marxismo, que la cantidad de africanos llegando a las costas de Europa.

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No puedes convencerme sobre la maldad de los alimentos transgénicos (cosa que no me parece fundamentada y de la que hablaré más adelante) y las multinacionales, cuando vi como la agricultura de mi país fue arrasada bajo esta bandera para luego favorecer a mafias exportadoras y que ejercen el control social por medio del hambre.
Nos devanamos el coco pensando en cómo evitar ser deportados, sacar nuestros papeles de residencia legalmente y conseguir un trabajo que nos alcance para vivir en un nivel insoñable en comparación con Venezuela que. ¡NO!. NO SOMOS INDOLENTES. NO es que nuestro mundo se hizo minúsculo. Es que tenemos la cabeza en otra cosa. Es un asunto empático.
Como cualquier ser humano nos afectará más lo que tengamos en las narices y no la bajada de precios del maní en Timbuktú.
Nos encantaría tener más espacio en la cabeza para pensar en internet libre, protección animal, aborto, matrimonio LGBTI, derechos garantizados para hombres y mujeres por igual y esas cosas que inspiran y que suceden en Islandia, Noruega o Suiza (que no, no son socialistas. Ni de vaina).
Esas luchas de las que no me siento incluido por andar en otras, no son triviales. No me ofenden. No buscaré censurarlos porque creo en un mundo libre que no existe en los países que esta gente que no comprende nuestra lucha, idealizan sin ninguna base histórica (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Corea del Norte, Rusia, Irán). Quizás coincidamos en otras cosas, o en otros rumbos. 
Eso no quita que queremos participar. Queremos integrarnos. Queremos aportar. Queremos que nuestros nuevos hogares se mantengan así o sean mejores. Pero lo haremos desde nuestra experiencia. En los puntos que más nos duelen. Y en nuestros términos.

¿Se nos muere el rock?

Eddie, símbolo de Iron Maiden
Multitudes. Estadios repletos. Euforia. Desenfreno. Escándalos. Expectativas. Exposición mediática de alto nivel. El rock. 
Ese era el escenario hasta hace unos años.
Pasé mi adolescencia, cuyo inicio coincidió con el suicidio de Kurt Cobain, viendo como Guns and Roses, Metallica, Pantera, Sepultura y Aerosmith inundaban todos los espacios musicales. En mi liceo, todos querían aprender a tocar guitarra. Y la primera lección era sacar el riff de "The man that sold the world" o el intro de "Enter Sandman".
Antes de que creas que voy a pontificarte sobre la calidad de esa generación de adolescentes, te aclaro que también sonaba mucho tecnomerengue, la salsa estaba recobrando espacio en la radio y el valllenato ya era amo y señor en el transporte público de mi ciudad. También se fumaba, se bebía, había perico, monte y pepas circulando en los baños, se hacían vainas locas y habían muchas carajitas preñadas en los colegios de los 90s en Venezuela. El caos social ya es otro tema. Pero a mi parecer, no se ha variado mucho sobre los intereses de un adolescente hormonado. 
Cuando tu generación te parezca peor que la actual a pesar de hacer lo mismo, sabrás que la vejez te ha llegado.
Pero el problema actual con el rock es algo netamente circunstancial. No hay generación de relevo porque no es atractivo para las masas. En algún momento, ese escape y grito de rebeldía se mudó a otros géneros. El hip hop principalmente. Canserbero, a mi parecer, tiene letras mucho más rebeldes, contestatarias y con pegada en las masas que cualquier banda de rock de su época.
Echarle la culpa al reguetón, al vallenato, a MTV, a las estaciones de radio, o a Maluma, me parece infantil y estúpido. Simplemente el rock se mató a si mismo por no adaptarse a los nuevos tiempos. Por no cambiar. Por quedarse atrás. Y de tanto querer creerse "único, diferente y no comercial" se terminó suicidando como un ermitaño al cual en el futuro, solo los mayores de 50 recordarán al poner Chop Suey en el reproductor del carro con una lagrimita bajando por la mejilla y diciendo "ah, esto sí era música".
Más pronto que tarde, el rock pasará a ser como el jazz. Un estilo para escuchar en un festival de fin de semana. Algo que solo escuchan "los que saben de música". Canciones que solían escucharse en cualquier bar popular o la radio y que luego solo existen en lugares temáticos.
No hay una generación de bandas de rock que logren crear una tendencia. Ni siquiera un concierto. Hay llenazos en festivales míticos como Waken pero no es algo que veamos frecuentemente en grandes ciudades del mundo. Los últimos en lograr esas cosas ya no son unos chicos. Les queda mucha gasolina, pero definitivamente ya no son:
Jonathan Davis (47)
Dave Grohl (49)
Rob Halford (66)
Ozzy Osborne (69)
Serj Tankian (50)
Axl Rose (56)
James Hetfield (54)
Billie Joe Amstrong (46)
Anthony Kiedis (55)
Steven Tyler (70)
Slash (52)
Angus Young (63)
Bruce Dickinson (59)
Mick Jagger (74)
Chino Moreno (46) 
Phil Anselmo (50)
Till Lindemann (55)
Corey Taylor (45)
Trent Reznor (53)

Tomen en cuenta que casi todos fueron estrellas del rock en sus veintes. Cosas que no se ve en el horizonte. Así como hace mucho que no vemos a una banda de estas entre las canciones más sonadas del año. No se producen éxitos en ventas y por ende no hay "clásicos nuevos". Sí, son necesarios. Vender es necesario. Ser comercial en el rock, a su muy particular manera, es necesario. Porque de algo hay que vivir ¿o tu crees que el avión de Iron Maiden lo pagaron con chapas?
Posiblemente estemos en presencia de la muerte del rock como fenómeno de masas. Más no como cultura. Así que no estoy diciendo que se va a borrar toda tu música de spotify, se va a quemar tu tarjeta SD o tus CDs se desvanecerán como un personaje de Avengers.
La dinámica social se llevará por delante a mi género favorito. Espero equivocarme como otros erraron en los 60s, 70s u 80s y el género resurja con un empaque renovado que mis descendientes quieran compartir conmigo.