> El Blog de Rubencho: Depresión. Morir en vida y en silencio

Depresión. Morir en vida y en silencio



Sufre el que se va. Sufre el que se queda. Ambos se quedan solos. Cada uno con problemas distintos. No tener papeles de residencia, incertidumbre, desempleo, desadaptación cultural, idioma de un lado, alejamiento físico de la pareja, padres, hijos y amigos. Delincuencia, régimen dictatorial, desprecio a los derechos civiles, ausencia de alternativas concretas o serias para extirpar el chavismo, escasez de alimentos y medicinas por el otro.
En líneas generales la salud mental de venezolano se encuentra fuertemente afectada. Pueden refutar diciendo que somos chéveres, que nos reimos de todo, que el chalequeo nos hizo más fuerte o cualquier otra creencia popular. La verdad es que la depresión, como enfermedad mental, se ha convertido en un fenómeno colectivo que merece ser observado con cuidado.

Artículo relacionado 👉El Síndrome de Ulises. La depresión en los inmigrantes.

Los índices de suicidio han aumentado mucho en los últimos 10 años, sin que, por supuesto, existan cifras oficiales sobre esto, al igual que con cualquier otra enfermedad física o mental. Ansiedad, frustración, hambre, humillaciones, padecer enfermedades cuyos tratamientos son impagables o no poder acceder a las medicinas y tratamientos. Muchas cosas pueden disparar depresiones. En algunos casos irreversibles por no poder contar con una asistencia adecuada. 
Muchos no quieren decir que sufren. Nadie quiere sentirse como un débil y ser una carga. Para otros, el hecho de dar lástima o sentir compasión de terceros es una afrenta al honor y al orgullo. Así que todo se traga con estoicismo inútil. Pero solo logramos que ese puñal se hunda cada vez más y en silencio. Nos arrebata la alegría, la pasión, el amor propio, y en algunos lamentables casos, hasta la vida.

Artículo relacionado 👉Sobreviviendo a la migración. Cinco consejos prácticos. 

A veces te frustra no cumplir con ciertas expectativas, tanto propias como de terceros. Vamos, no somos perfectos. Todos fallamos cualquier día, incluso por rachas largas. Esto nos lleva a la culpa y a veces terminamos ocultando cosas a las personas que amamos. Eso es dañino. Vive para ti. Quien te quiere, lo va a seguir haciendo consigas lo que consigas. Es difícil vivir sin expectativas. Pero lo más sano es dar lo mejor de nosotros y contar solamente con lo que tenemos a mano. El futuro es siempre incierto y solo es real lo tangible. No lo que esperas en tu mente.
Vivir de una mentira o una falsa apariencia solo hará que el dolor interno se haga más grande y terminarás lastimando a quienes más te importan.
Quedamos desnudos y con frío ante nuestras verdades. Pero nos arropa el cálido manto de la libertad y la paz interna. 
Muchas depresiones se ocultan tras sonrisas, bailes, euforia, lujuria, devoción y fanatismo. Luego vemos vidas que consideramos ejemplares acabarse como la reciente de Alejandro Cañizales o Robin Williams.

Te sugiero leer 👉 Migración. Viviendo y dejando vivir.

Hay llantos que no puedes controlar y otras emociones como la ira. Respondes mal, agredes física o verbalmente. Pierdes el manejo de las situaciones con facilidad. 
Cuidado con los pensamientos suicidas. Es cuando se te pone la mente en negro, como una tormenta y comienzas a pensar que el mundo es indiferente sin tu presencia. Pueden ser pensamientos recurrentes con abismos, fantasías sobre como es la muerte o formas de morir. No son tonterías. Hablalo. 
Hay personas que se alejarán de ti mientras vives esto. Ya sea porque los heriste en el proceso o porque no quieren estar cerca, ya sea por lástima, rechazo, aburrimiento o lo que sea. No te aisles. Siempre habrá alguien más que está dispuesto a ayudarte. ¡Habla!
También caemos en la trampa de culpar a los demás por como nos sentimos. Nuestras emociones nos pertenecen. Solo nosotros podemos generar la reacción ante el abandono, la agresión y el rechazo. Y solo nosotros podemos decidir si somos fuertes ante eso y dar una respuesta adecuada, sin caer en la sumisión, la pasividad ni en la violencia. El equilibrio es la clave. Y el perdón te hace mejor a ti que al que te hiere.
Hay miles de cosas que no puedes solucionar. No está en tus manos. Hay que dejar ir personas, situaciones, trabajos. Ellos ya tienen otro ciclo y tu quedaste pegado lastimándote. Fluye para poder crecer. No es fácil pero es lo que hay que hacer.
Hablarlo con las personas correctas puede sentirse como una herida que limpias. Duele. Arde. Quieres parar. Pero es lo único que puede ayudarte a salir. Es complicado porque en muchos casos las personas se vuelven adictos al dolor. Somos seres de costumbres. Y podemos acostumbrarnos a estar en el lado más oscuro de nuestros pensamientos.
No creas que en la depresión solo verás lágrimas. Hay  gente que no las suelta nunca pero hace sus descargas en fiestas, vicios destructivos como el juego, promiscuidad, falsos amoríos, dinero o trabajo en exceso. La necesidad de escapar se les hace urgente y por eso crean una vida que sirva de tapadera.

Artículo relacionado 👉 Sexo y amor inmigrante 

Busca ayuda profesional. En muchas ciudades hay servicios de psicología gratuitos. Si no los hay en tu ciudad, acude a un buen amigos, tus padres, alguien a quien respetes. Si te sientes mejor hablando con un sacerdote o pastor, pues adelante. 
Déjate ayudar. La depresión es una enfermedad de la que es poco probable salir solo. No puedes curarte con alcohol, amistades superficiales, dinero, trabajo, mujeres, cigarros, la religión, música, la búsqueda de un mesías en la tierra o drogas. Es como cuando tienes gripe. No se va a curar por sí sola y con un té caliente. Puede hacerte mucho daño. Así como hay gente que logra recuperarse solos, la mayoría no lo logra, y al igual que la gripe, por muy leve que parezca, puede llevar a quien la padece a la muerte.
En terapia tendrás la oportunidad de soltar lo que nunca has expresado sin temor a ser juzgado. Al principio da miedo y es normal. Harás resistencia y es normal. Vas a descubrir cosas que te gustan y otras que no. Y es normal. También es posible que te receten algún medicamento para ayudarte en el proceso de sanación y es normal. No eres un loco o un alma perdida. Eres un ser humano buscando una salida. Como todos. Es normal.
Puedes contar tu experiencia con la depresión en público. O puedes guardartela. Habrá gente que te pateará al verte caído y algunos jurarán que así también ayudan. Busca apoyo solo en quienes te apoyan. Y que, irónicamente, casi nunca exigen nada de ti. Te quieren en la caída y cuando estás en la cima. Ellos son los que aman tu esencia y no lo que tienes.
Aplica tu rutina básica. Sé que no querrás ir a trabajar, bañarte o recoger tu ropa del piso. Pero mantenlo como un ritual. Bañate. Mantén ordenadas tu cosas, así sea a tu loca manera. Vístete y sal. Parecerá una tontería, pero una habitación en orden y limpia, refleja una mente ordenada y limpia.
Abre la oportunidad a personas nuevas en tu vida. 
Aprende algo nuevo, un oficio, una lección en libros, películas o canciones.
Atrévete a hacer algo que te gustaría. 
Una vida abierta es una vida que crece.
Eres un ser humano que no logrará todo lo que se proponga. El universo no conspira a favor nuestro. Acéptalo. Pero cuando ganes, celebra. Aunque sea una victoria pequeña, refuerza tu triunfo con un premio. Así sea una cerveza, un cigarro, un chocolate, lo que te parezca mejor. No prestes atención a quienes creen que es pecado darse un gusto y publicarlo en redes sociales. Esos solo quieren una excusa para juzgar, dividir y odiar. Son tus logros y te pertenecen.
Pero sobre todo, vive.